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(IVÁN): EL QUE RECIBE A YESHUA (JESUCRISTO), RECIBE AL PADRE CELESTIAL:
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valarezo
2010-08-24 23:41:27 UTC
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Sábado, 21 de agosto, año 2010 de Nuestro Salvador Jesucristo,
Guayaquil, Ecuador – Iberoamérica


(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)


EL QUE RECIBE A YESHUA (JESUCRISTO), RECIBE AL PADRE CELESTIAL:

Sinceramente les digo que el que recibe al que yo envió, me recibe a
mí; y el que me recibe a mí, entonces recibe al que me envió, nuestro
Padre celestial que está en el cielo, manifiesta Jesucristo a Israel,
para perdón, salud, protección y vida eterna con gloria y poder sin
fin, por los siglos de los siglos. Pues ésta es la voluntad santa de
nuestro Dios y Padre celestial que todo aquel que ve al Hijo, entonces
tenga vida eterna, en esta vida y en la venidera también.

Dado que, el que ve a su Hijo amado cómo su Cordero sagrado y sumo
sacerdote de su vida en la tierra y así también en el cielo, entonces
está viendo toda su verdad, santidad, justicia y amor infinito, amor
salvador y antiguo, el cual no tiene principio ni fin en su corazón y
en toda su nueva vida celestial. Por ello, sólo el Padre celestial le
puede dar vida al que cree, pero sólo por medio de su Hijo amado, para
que toda verdad y justicia infinita sean cumplidas en su vida sobre
toda la tierra y en su nueva vida celestial del nuevo reino angelical,
para gloria y honra de su nombre bendito.

Entonces nuestro Rabino Yeshua jaMashíax comienza a enviar a sus
discípulos de dos en dos por todo Israel, para que todo aquel que crea
en su nombre santo y salvador, pues no solamente sea lavado de sus
pecados sino también reciba salud y bendiciones sin fin en su vida y
en la vida de los suyos, parientes y amistades. Y ésta es la única
vida verdadera, santa y sumamente gloriosa, porque no solamente hace
feliz el alma viviente del hombre, de la mujer, del niño y de la niña,
sino que también bendice cada paso que den en sus vidas hacia delante,
para que ningún bien jamás les falte en todas sus metas.

Por lo tanto, nuestro Señor Jesucristo hacía así con sus discípulos,
para que su palabra santa de bendiciones y de salvación eterna para
todo Israel sea multiplicado en los corazones de cada uno de los que
vivían en Israel, ya sean hebreos o gentiles, por ejemplo, para bien
eterno de muchos por el mundo entero. Así pues, nuestro Padre
celestial seria grandemente glorificado en la vida de muchos, para que
Satanás y sus muchas obras mueran, abriendo así paso para que la
verdad y la santidad del amor infinito entre Él y su Hijo amado,
nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, sea expandido: sanando y salvando
grandemente las almas vivientes de todos los hombres de la tierra.

Por esta razón, era necesario que todos sus discípulos se movieran por
todos lados de Israel, para que la palabra viva, la cual desciende del
cielo y departe de nuestro Padre celestial, se regara grandemente para
tocar a los corazones de los que aman a Dios y a su nueva vida eterna.
Es decir, también que todo lo que nuestro Señor Jesucristo hacía por
todo Israel, salvando, sanando y liberando del poder de Satanás a
muchas gentes, para que vivan la felicidad del cielo desde ya,
entonces también se la delega a sus discípulos para que ellos
igualmente hicieran lo mismo.

Y esto es de que cada uno de ellos también poseía los mismos poderes y
autoridades sobrenaturales de su Rabino Yeshua jaMashíax, para hacer
las mismas obras sobrenaturales del Espíritu Santo de nuestro Padre
celestial sobre las vidas de todos los hombres, mujeres, niños y niñas
de Israel y de las naciones. En otras palabras, el mismo ministerio
salvador que nuestro Señor Jesucristo recibe de nuestro Padre
celestial con sus poderes y autoridades sobrenaturales aún sigue
vigente sobre el mundo entero, para el corazón y el alma viviente de
cada fiel de todas las familias de las naciones que desee retomar su
gran obra salvadora, para seguir bendiciendo grandemente a muchos.

Para que de esta manera, las almas perdidas de todos los habitantes de
Israel y de las naciones, ya sean hebreos o gentiles, entonces tengan
el perdón de nuestro Padre celestial y cada una de sus grandes
promesas de salud, protección y salvación divina e infinita. Además,
nuestro Padre celestial hace estas grandes misericordias con cada
hombre y mujer del mundo, por medio de su fruto de vida eterna,
nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, no solamente porque ésta es la única
manera para realizar el sacrificio eterno de la sangre salvadora, sino
también es el único escape posible de la muerte eterna del alma
perdida en el infierno.

Visto que, todo aquel que nace del vientre de su madre para entrar en
la vida de Adán y Eva de éste mundo, realmente recibe el pecado de
vivir por el fruto prohibido del árbol de la ciencia del bien y del
mal, más el que renace del Espíritu Santo de nuestro Rabino Yeshua
jaMashíax, entonces entra a la vida eterna. Por lo tanto, todos los
que habían creído en nuestro Señor Jesucristo cómo el Hijo de Dios,
cómo el Cordero del sacrificio eterno y sumo sacerdote continúo entre
Dios y el hombre de la tierra, entonces podían hacer muy bien las
mismas obras que nuestro Señor Jesucristo había hecho por todo Israel
y por las multitudes de la tierra.

Es más, nuestro Señor Jesucristo les aseguraba a sus discípulos,
diciéndoles, por ejemplo, que las mismas obras que él había hecho
delante de ellos para sanar a los enfermos con milagros, maravillas y
prodigios grandiosos, entonces ellos también podían hacer lo mismo y
aún mayores cosas que estas, porque él regresa al Padre celestial que
está en el cielo. Y esto es poder sobrenatural para cada creyente del
nombre sagrado de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, porque ya no
tenemos a Moisés para entrar al lugar Santo de lo Santísimo, en el
tabernáculo de Israel, ni el sumo sacerdote Levita del año en curso,
sino que tenemos al mismo Jesucristo haciendo estas cosas por todos
nosotros en el cielo.

Por eso, podemos tener confianza en nuestros corazones que a cada hora
podemos entrar al lugar Santísimo de nuestro Padre celestial y orar
sobre su altar glorioso delante de Él, para que oiga nuestras
oraciones, peticiones, ruegos y demás, con el fin de derrotar cada
obra de Satanás y de sus malvados seguidores por toda la tierra.
Verdaderamente, hoy en día, gozamos de poderes sobrenaturales de
perdón, salud, bendiciones sin fin, protección contra todos los males
de Satanás y salvación infinita, cómo si ya viviéramos en nuestros
hogares eternos del nuevo reino angelical, por ejemplo, y esto es
aunque estemos aún en la tierra, para gloria, honra y felicidad
excepcional de nuestro Padre celestial y sus ángeles fieles.

Por ello, con el Señor Jesucristo somos bendecidos grandemente por
nuestro Padre celestial y por su Espíritu Santo, para no solamente
vivir nuestras vidas milagrosas y poderosas de cada día, sino que
podemos seguir haciendo las mismas obras y aún mayores de las cuales
hizo él sobre Israel, para perdonar, sanar, liberar y hasta resucitar
a los muertos de sus tumbas. Pues estas son las obras de nuestro Padre
celestial para redimir a cada hombre, mujer, niño y niña de todo
Israel y así también de cada una de las naciones, para que las
tinieblas mueran y su luz de vida y felicidad infinita sobreabunde
grandemente por todos lados, cómo en el cielo mismo, por ejemplo.

Y, desde entonces acá, todo aquel que cree a nuestro Señor Jesucristo
cómo el Hijo de Dios tiene vida y salud eterna, en la tierra y así
también en el nuevo reino angelical, cómo en La Nueva Jerusalén santa
y gloriosa del más allá, en donde todo es amor, verdad y justicia para
todos y para siempre. Pues en estas tierras santas todos seguirán
amando a nuestro Padre celestial por medio de su Rabino Yeshua
jaMashíax, para alcanzar nuevas glorias de santidades y de bendiciones
eternas para nuestro Padre celestial y su nombre santísimo, el cual
existe en estos días en perfecta gloria y honra infinita del corazón y
la sangre redentora de su Cordero escogido.

Así es, el nombre santísimo de nuestro Padre celestial existe en estos
días gloriosamente lleno de santidad y glorias sin fin en la misma
sangre santificadora de siempre, la cual se regó sobre los cuerpos
muertos y cruzados de Adán y Eva para recibir al Hijo de Dios y a su
Padre celestial, para perdón y bendición eterna de muchos. Por ello,
ésta sangre santísima y salvadora, la cual borra tus pecados de todo
tu cuerpo y alma viviente para que nuestro Padre celestial no se
acuerde nunca más de ellos, en la tierra ni menos en el cielo, es tan
tuya cómo lo es de Adán y Eva o cómo de nuestro Señor Jesucristo, por
ejemplo, para que vivas infinitamente santificado.

Y por amor a ésta sangre santísima, entonces nuestro Padre celestial
no solamente borra nuestros pecados para siempre, sino que tampoco
jamás se acordara de ellos en toda su nueva eternidad celestial de su
nuevo reino angelical, para seguir amándonos grandemente cómo siempre
amo a su Rabino Yeshua jaMashíax, nuestro Señor Jesucristo, cómo su
unigénito, libre del pecado y la maldad eterna. Es decir, que nuestro
Padre celestial nos amaría grandemente e incondicionalmente, desde el
momento que creemos en nuestro Señor Jesucristo en nuestros corazones
y confesamos su nombre salvador con nuestros labios, por tan sólo
haberlo recibido en nuestras vidas y sin demora cómo su unigénito.

Por esta razón, nuestro Señor Jesucristo les decía a las gentes de
Israel: Todo aquel que recibe a uno de los que yo envíe a ustedes,
entonces me recibe a mí con todos los poderes y autoridades
sobrenaturales de la nueva vida eterna que está en el cielo, y la cual
jamás tendrá fin. Y todos estos poderes sobrenaturales son siempre
para escapar de las terribles tinieblas escondidas de Satanás para
matar, robar y destruir por completo toda vida humana de sobre toda la
faz de la tierra, para que nuestro Padre celestial no sea glorificado
jamás en su Jesucristo así cómo lo es en el reino angelical y con sus
seres muy santos.

Y, por tanto, el que me recibe a mí, entonces también está recibiendo
al que me ama desde más allá de toda eternidad y que me envía al mundo
para manifestar éste gran amor eterno por las almas de todos los
hombres, mujeres, niños y niñas de Israel y de las naciones, y así
tengan vida eterna en abundancia. Porque todo aquel que me recibe a
mí, verdaderamente no solamente está recibiendo mi misma vida eterna,
llena de verdad, santidad, justicia, poder, protección, perfección y
antigüedad gloriosa cómo la del Hijo de Dios, sino que también recibe
a su Padre celestial con todo su reino de ángeles fieles para vivir
lleno de gozo y felicidad infinitamente en la eternidad venidera.

Por eso, nuestro Padre celestial nos manifiesta su gran amor antiguo
hacia su Hijo Jesucristo, para que todos disfruten grandemente de éste
amor único también, en la tierra y asimismo en La Nueva Jerusalén
santa y perfecta del cielo, en donde sólo el Espíritu Santo del amor
antiguo reinara por siempre en toda vida angelical y humana, para la
eternidad. Porque es precisamente éste amor antiguo, el cual nuestro
Padre celestial desea ver florecer cada día en la vida de cada hombre,
mujer, niño y niña de todas las naciones, empezando por Israel, para
que su árbol de la vida, nuestro Señor y salvador Jesucristo, sea
infinitamente enaltecido delante de su presencia santa para recibir
nuevas glorias sin fin.

Visto que, el exaltar y honrar al Rabino Yeshua jaMashíax en el
corazón del hombre y de la mujer de todas las naciones, en sí ya es
una nueva gloria infinita en el corazón santísimo de nuestro Padre
celestial para jamás olvidarse de ella, en esta vida ni menos en la
venidera, eternamente y para siempre. Además, es precisamente ésta
nueva gloria, por la cual nuestro Padre celestial siempre busca a cada
hora entre todas las familias de las naciones, porque es necesario
para Él ver a su Hijo Jesucristo enaltecido grandemente y a Satanás
destruido y reducido a nada para siempre, para que las tinieblas
mueran y su luz viva infinitamente para la eternidad.

Consiguientemente, el que recibe a aquel que nuestro Señor Jesucristo
le envía a predicar su santa palabra de perdón, salud, bendición,
protección y vida eterna, entonces le está recibiendo a él mismo, cómo
cuando se manifestó por vez primera en Israel cómo el Rabino Yeshua
jaMashíax para reconciliación eterna con nuestro Padre celestial que
vive infinitamente en el cielo. En otras palabras, la predicación de
la palabra y del nombre salvador de la sangre bendita y reparadora de
nuestro Señor Jesucristo no cambia aún en nada, porque sigue
ejecutando los mismos poderes y autoridades otorgadas por nuestro
Padre celestial para perdón, sanidad, salud, protección y prosperidad
de las naciones, y esto es sólo para los que lo aman a Él.

Y, por ello, el que le recibe en su corazón y le confiesa con sus
labios cómo el Hijo de Dios, nuestro Señor y salvador Jesucristo,
entonces está haciendo en su vida lo que jamás pudo hacer por sí sólo,
y esto es de recibir en su vida a nuestro Padre celestial cómo su
único Dios eterno y verdadero. Además, el que recibe a nuestro Padre
celestial cómo su único Dios y Padre de su vida en esta vida y en la
venidera también, entonces el Espíritu Santo del amor antiguo, el cual
le ama a él o a ella desde mucho antes de la eternidad, cómo siempre
ama a su Jesucristo, reinara desde ya en su vida para la eternidad.

Pues es precisamente éste Espíritu Santo del amor antiguo reinando en
la vida del hombre, de la mujer, del niño y de la niña lo que hace que
las tinieblas mueran con sus maldiciones y enfermedades de siempre,
para que la luz bendita de la vida y salud eterna reinen grandemente
para felicidad de cada día de muchos. Porque la felicidad del alma
viviente del hombre está en que nuestro Padre celestial reine con su
Rabino Yeshua jaMashíax en su corazón cómo su Cordero bendito de la
sangre redentora y llena por siempre de vida eterna del Espíritu Santo
del amor antiguo hacia los mandamientos glorificados y su nombre
eternamente admirable, en los corazones de ángeles y hombres.

Pues ésta es la felicidad del alma viviente del hombre, de la cual
nuestros corazones sueñan cada día alcanzarla, de una manera u otra,
para ya no conocer más el mal de Satanás sino sólo el bien eterno de
nuestro Padre celestial hacia nosotros por medio de su árbol de la
vida eterna, ¡nuestro Señor y salvador Jesucristo! Por ello, todo
aquel que recibe aquel que nuestro Señor Jesucristo envía delante de
él sobre toda la tierra, entonces no solamente lo está recibiendo cómo
su hermano salvador, sino también como su Cordero del sacrificio
continúo, cómo sumo sacerdote y, por tanto, mediador de su vida
delante de Dios para que sus oraciones sean siempre contestadas y sin
demora.

Y el que recibe al Señor Jesucristo por medio de uno de sus adeptos,
entonces también está recibiendo a su Dios y Padre celestial de su
alma viviente, para que su vida sea por siempre bendita en la llenura
de su Espíritu Santo, para que sus mandamientos sean glorificados
junto con su nombre santísimo y así nazcan nuevos milagros de alegría.
Milagros de alegrías de cada día, para que la vida de cada hombre,
mujer, niño y niña de todas las naciones vivan sus vidas en las
alturas más altas posibles del cielo, en donde nuestro Padre celestial
los bendijo inicialmente por amor a su nombre santísimo en la
antigüedad, por medio de su Jesucristo, para que sean sus retoños
infinitamente.

Porque la verdad es que cada bendición de cada uno de nosotros empieza
en las alturas del reino angelical, para que desciendan sobre nuestras
vidas de toda la tierra y nos llenen de grande alegrías
sobrenaturales, para amar a nuestro Padre celestial siempre por medio
de su Hijo Jesucristo en las riquezas insondables de su Espíritu Santo
y de sus ángeles. Por eso, cada día el que recibe a uno que cree en el
Señor Jesucristo, entonces no solamente le está recibiendo a él cómo
su Cordero del sacrificio extiendo de sangre santa y reparadora, sino
también le recibe cómo su sumo sacerdote personal del altar de nuestro
Padre celestial en el cielo, para que sus oraciones siempre sean
contestadas.

Por ello, el que recibe al Señor Jesucristo cómo el Rabino Yeshua
jaMashíax, realmente recibe al Padre celestial cómo su único Dios y
Creador de su nueva vida infinita de La Nueva Jerusalén santa y
gloriosa del cielo, en donde todo es amor, poder, gloria y verdad
eterna del primer fruto del árbol de la vida, ¡nuestro Señor
Jesucristo! Porque la verdad es que cada uno de nosotros sale
inicialmente del cuerpo y de la sangre bendita del árbol de la vida,
cómo Adán y Eva primeramente en las manos de nuestro Padre celestial y
de su Espíritu Santo, por ejemplo, para que sean hechos retoños de
Dios en su imagen y conforme a su semejanza celestial.

Además, nuestro Padre celestial nos regresa a nuestro lugar de origen
con violencia, clavándonos a todos nosotros junto a los cuerpos sin
vida de Adán y Eva cómo árboles cruzados, para al fin recibir a
Jesucristo para siempre en nuestras vidas y así no nos volvamos a
alejar de él, en la tierra ni menos en el paraíso, por ejemplo. En
otras palabras, cuando nuestro Padre celestial permite en su día que
su Rabino Yeshua jaMashíax sea clavado cómo su Hijo amado a los
árboles cruzados de Adán y Eva sobre el monte santo de Jerusalén,
entonces todos nosotros regresamos a Dios y a su Jesucristo como sus
retoños, para jamás volvernos a separar de la vida santa del cielo.

Por ende, nuestro Señor Jesucristo declara abiertamente de que él
mismo sale y desciende del Padre celestial para entrar a nuestras
vidas terrenales, para inyectarnos y así devolvernos a cada uno de
nosotros nuestra nueva vida celestial, para no morir jamás para el
infierno, sino vivir por siempre benditos para el paraíso y para el
nuevo reino angelical del cielo. Hoy, recibe al que nuestro Señor
Jesucristo envía por tu camino, para que cambies de tu caminar
terrenal por el caminar bendito que te lleva hacia el cielo cada día,
para que recibas al fin a tu Dios y Padre celestial que está en el
cielo con todas sus riquezas celestiales de amor antiguo, santidad,
paz, alegría y gozos inagotables.

Y sólo así vivirás feliz y seguro de tus bendiciones de cada día,
gracias a la protección celestial que nuestro Señor Jesucristo te
provee fielmente por medio de su Espíritu Santo y sus ángeles
poderosos, para que todo te salga bien a cada hora y no te falte nunca
nada del cielo ni menos de la tierra. A la larga, toda tu protección y
felicidad de cada hora están tan cerca de ti, cómo desde tu corazón y
de tus labios con tan sólo invocar al dador de la vida eterna y sus
muchas riquezas de siempre del cielo y de la tierra, el Rabino Yeshua
jaMashíax, ¡nuestro Señor Jesucristo!


(Carta del cielo):


YESHUA (JESUCRISTO) VIENE CÓMO EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA:

El pan de Dios es aquel que desciende del cielo y le da vida al mundo.
Pues el mundo vive progresivamente hambriento y sediento del Espíritu
Santo de nuestro Padre celestial y, la única manera, en la cual
nuestro Dios le puede dar de comer de Él y de su vida santísima, para
satisfacer su hambre y sed de su santidad infinita, entonces tiene que
entregarle milagrosamente a su unigénito, ¡nuestro Rabino Yeshua
jaMashíax!

Ahora, nuestro Señor Jesucristo llega al mundo nuevamente por medio de
los poderes sobrenaturales del Espíritu Santo que entra milagrosamente
en el vientre virgen de la hija de David, para que a los nueve meses
nos dé esa carne, huesos inquebrantables, sangre santa y expiatoria
del unigénito, para que sea nuestro Cordero del pan divino y sumo
sacerdote eterno juntamente. Para que de esta manera el mundo entero
ya no tenga más hambre y sed de su santidad y de su vida eterna llena
de bendiciones sin fin y sobrenaturales, e inmortalmente así pueda
seguir existiendo con sus diversas vidas normales de reinos de
hombres, animales y vegetales según sus géneros, en nuestros días y
para siempre.

Porque de otra manera, no es posible para nuestro Padre celestial
darle vida al mundo entero con todos sus habitantes humanos, animales
y orgánicos, por ejemplo, sin las bendiciones de cada hora de su árbol
de la vida eterna, su Hijo amado, ¡nuestro Señor Jesucristo! Dado que,
sólo nuestro Señor Jesucristo, con la ayuda idónea del Espíritu Santo
de nuestro Padre celestial, es la vida de cada hombre, mujer, niño y
niña de la humanidad entera, y así también él mismo es quien le da
vida a todo reino animal y biológico en la tierra y en el reino
angelical, sin duda alguna.

Por lo tanto, la vida que está en el cielo con sus ángeles y seres muy
santos y especiales así pues también tiene que estar en toda la
tierra, para que cada uno de sus habitantes y sus diferentes reinos
del mundo animal y biológico, puedan seguir existiendo saludablemente
delante de nuestro Padre celestial y de su Espíritu Santo. De otro
modo, toda vida es totalmente imposible sin la bendición del cielo, ya
sea para el hombre y para los animales, incluyendo los volátiles y
hasta los peces que están en los lagos, ríos y mares, por ejemplo.

Entonces nuestro Padre celestial nos da de comer y beber de su pan del
cielo cada día así cómo le da de comer a sus ángeles por inicio,
porque nos ama mucho, mucho más de todo lo que podamos pensar o
imaginar en nuestros corazones, en nuestras mentes y espíritu humano.
El amor de nuestro Padre celestial no cambia jamás ni varia en ninguna
forma, sino que es fiel y constante para con cada uno de nosotros de
todas las razas, familias, linajes, pueblos, ciudades y reinos de la
tierra, para Él mismo seguir amándonos grandemente con sus más ricas
bendiciones de paz, salud, prosperidad, protección y felicidad para la
eternidad.

Además, éste pan del cielo es su mismo Rabino Yeshua jaMashíax, para
que creamos en él en nuestros corazones, confesando así su nombre
santísimo, el cual sacia grandemente nuestra hambre y sed de nuestros
cuerpos y espíritu humano, para vivir una vida normal y creciente
siempre hacia Él y todo lo bueno que es Él para con nosotros
infinitamente. Porque el amor antiguo y único, el cual nuestro Padre
celestial siente por cada uno de nosotros, hoy en día, es igual al que
Él sentía inicialmente cuando creaba en sus manos santas a Adán y Eva,
por ejemplo, para que en un día como hoy seamos convertidos en sus
hijos e hijas al comer de su pan celestial.

Por cuanto, es el comer y beber del fruto del cielo lo que, hoy en
día, no solamente nos da vida cada día de nuestras vidas por toda la
tierra para seguir amando a nuestro Padre celestial, sino que también
nos da vida para seguir viviendo nuestras nuevas vidas infinitas, las
cuales se encuentran en nuestro Señor Jesucristo únicamente. Y cuando
uno come y bebe del pan celestial, entonces nuevos horizontes se abren
grandemente cómo el mismo universo para cada uno de nosotros, para
vivir nuevas glorias de paz, prosperidad y de amor infinito jamás
vividos por nuestro espíritu humano en la tierra ni el paraíso: porque
nuestro cuerpo y espíritu humano no conocían a nuestro Señor
Jesucristo todavía.

Además, estas son grandezas y glorias jamás conocidas por nosotros,
las cuales las comenzaremos a vivir y a explorar al instante, porque
el pan del cielo nos da las fuerzas más que necesarias para hacerlo
así cada día de nuestras vidas por toda la tierra y hasta aún más allá
de la nueva eternidad venidera, por ejemplo. Por ello, comiendo y
bebiendo del pan celestial, entonces nosotros viviremos una vida muy
sana delante de nuestro Padre celestial, totalmente libre de Satanás y
de cada una de sus malvadas artimañas mortales, para sólo conocer todo
lo bueno que nuestro Padre celestial tiene guardado para nosotros,
desde mucho antes de la creación del cielo y la tierra.

Porque la verdad es también que nuestra ceguera espiritual está
vigente cada día de nuestras vidas por toda la tierra, porque las
mentiras de Satanás reinan en nuestros corazones y en nuestras vidas
con su espíritu de error, pero con el Señor Jesucristo cómo el pan del
cielo, entonces podemos ver más allá de cualquier universo terrenal y
celestial. Es más, con el pan del cielo alimentando nuestro cuerpo y
espíritu humano cada día de nuestras vidas, entonces no solamente
podremos ver más allá de cualquier universo por más inmenso que sea,
sino que veremos por siempre más allá que el mismo Satanás y sus
secuaces, porque veremos las cosas cómo Dios mismo las ve desde la
eternidad.

En verdad, con el pan del cielo nutriendo nuestro cuerpo y espíritu
humano, entonces ya no seremos los mismos de siempre sino totalmente
diferentes a lo que éramos antes, porque ahora nuestro Señor
Jesucristo estará viviendo en nosotros con su Espíritu Santo y cada
uno de sus dones sobrenaturales, para crecer en nuestras vidas
materiales e espirituales y sin limite alguno. Por ello, una vida
terrenal, la cual se nutre del pan divino, por medio de la oración y
fe, es una vida totalmente liberada de Satanás y de sus muchos males
terribles escondidos en la tierra y en el más allá, también, sin duda
alguna, para poder entonces nosotros ver con los ojos del alma muchas
cosas nunca antes vistas.

E aquí en donde nacen los nuevos descubrimientos de nuestras vidas,
cosas y detalles escondidos de nuestros ojos cegados por el pecado de
Adán y Eva desde el paraíso, para mejorar grandemente nuestro modo de
vivir y así también la de los demás, por toda la tierra y para muchas
generaciones venideras también. Y nosotros seguiremos descubriendo
muchas cosas más aún, aún mucho más fantásticas que las anteriores,
porque nuestro Padre celestial nos da del pan todopoderoso, para tener
las fuerzas más que suficientes para hacerlo así y, además, porque
hemos sido transformados a ser cómo Él mismo o su Jesucristo de pies a
cabeza, para siempre.

Porque cuando comemos y bebemos del pan divino, entonces la carne
muerta de Adán y Eva, cómo sus huesos quebrados y sangre sumamente
enferma y lista para morir en cualquier momento, serán cambiadas por
la carne sagrada, huesos inquebrantables y sangre santísima y llena de
vida eterna para perpetuamente ser cómo el árbol de la vida, ¡nuestro
Señor Jesucristo! Por esta razón, el pan celestial desciende
continuamente para nosotros comer y beber de él, cómo los antiguos del
desierto que salieron de Egipto para entrar a la tierra prometida,
pues ellos comían y bebían cotidianamente y hasta que al fin entraron
en la tierra del unigénito, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, para
alimentarnos todos infinitamente de leche y miel redentora.

Visto que, nuestro Señor Jesucristo en sí es la tierra prometida
misma, por la cual los hebreos salieron de Egipto de noche y con
grandes apuros para encontrarse con él cara a cara, para que les dé de
comer del pan del cielo, primeramente en el desierto el maná y luego
en la tierra prometida leche y miel para vida eterna. Así pues,
nuestro Señor Jesucristo es también La Nueva Jerusalén santa y
gloriosa del cielo, en donde todos seguiremos comiendo y bebiendo de
la leche y miel de la Cena del SEÑOR, sino que seguiremos amando y
glorificando por siempre el nombre santísimo de nuestro Padre
celestial, para que su Espíritu Santo nos siga enriqueciendo
grandemente nuestras vidas celestiales.

Porque la verdad es también que nuestro Señor Jesucristo nos enriquece
con el Espíritu Santo de nuestro Padre celestial a cada hora, si tan
sólo comemos y bebemos de él, cada vez que partimos un pedazo de pan o
bebemos alguna bebida, bendiciéndolo siempre así todo delante de
nuestro Padre celestial, en su nombre santísimo y todopoderoso para
nuestro enriquecimiento espiritual. Por eso es bueno que el hombre
coma y beba del pan de nuestro Padre celestial y de su Espíritu Santo,
el cual es su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, para que no
solamente escape del poder terrible del pecado de cada día, sino que
también entre desde ahora a vivir las riquezas de la vida eterna, para
la eternidad celestial.

Porque la verdad es que nosotros no somos de aquí abajo (la tierra)
sino de arriba (el mundo santo del reino angelical), por eso nuestro
Padre celestial envía a su Hijo amado al mundo para que nos dé de
comer y beber del pan celestial, cuanto antes mejor, para al fin
retornar a nuestras vidas celestiales para seguir viviendo la
eternidad. Y sin éste pan del cielo, entonces ninguno de nosotros
podrá jamás escapar el mundo malvado del pecado para regresar a su
primera vida celestial, para seguir viviendo en el seno santo de
nuestro Padre celestial y comer y beber del fruto de la vida eterna,
para ya no sufrir más las mentiras de Satanás, sino vivir la verdad de
Jesucristo.

Porque la verdad es que nuestro Señor Jesucristo nos da todo de sí
mismo a cada hora, pero también nos da de la gloria sagrada del reino
angelical, la cual nuestro Padre celestial le entrega personalmente
para que descienda a nosotros y así le comencemos a conocer a Él cara
a cara, por medio de la verdad de su Hijo Jesucristo. Visto que,
nuestro Señor Jesucristo les manifiesta a sus discípulos,
asegurándoles que todo aquel que le ve a él, entonces está viendo al
Padre celestial que está en el cielo, porque el Padre y él son una
sola unión, en la tierra y así también en el reino angelical
eternamente y para siempre, para vivir por siempre la felicidad
infinita.

Además, es precisamente a ésta unión eterna y sin igual, por la cual
nuestro Padre celestial envía a su Jesucristo al mundo cómo el pan de
vida, para que todo aquel que crea en él en su corazón y así confiese
con sus labios su nombre salvador, entonces pueda regresar a ésta
unión sagrada como hijo e hija de Dios. Y es en ésta unión santa y
sumamente sagrada, en la que ya no podremos jamás volver a sufrir las
mentiras de Satanás ni ninguno de sus males de siempre, porque
viviremos perpetuamente protegidos por el Espíritu Santo así como los
ángeles son protegidos de las artimañas de Satanás, en el reino
celestial, en estos tiempos.

En la medida en que, cada vez que sufres algún problema, dificultad,
enfermedad o amenaza de muerte, en tu vida o en la vida de cualquiera
de los tuyos, en sí, es porque todo tu ser, alma, cuerpo y espíritu
humano, está sufriendo hambre y sed de las bendiciones espirituales
del pan protector del cielo, ¡nuestro Rabino Yeshua jaMashíax! Y es
ésta hambre y sed la que te enferma y te está matando, desmenuzándote
poco a poco, y hasta que por fin desapareces de sobre la faz de la
tierra, para volver a ser polvo del mundo a no ser que comas del pan
de vida celestial, para redimir tu vida terrenal de estos males
terribles del más allá.

Hoy en día, si comes del pan divino, el cual nuestro Padre celestial
te da fielmente por medio de su Hijo Jesucristo, entonces todo tu
cuerpo seguirá con grandes bendiciones el curso de la vida de todo
hombre para regresar al polvo de donde saliste en el día de tu
creación, más el pan celestial seguirá vivo en tu alma infinitamente.
Porque la manifestación de cada uno de todos estos brotes de
problemas, dificultades, enfermedades y hasta muerte, en realidad, es
porque Satanás tiene sus mentiras en ti, para hacerte algún daño
terrible en tu vida o en la de los tuyos, ya sean familiares o
amistades, por ejemplo.

Y Satanás tiene su influencia en tu vida para hacerte daño, porque te
odia de la misma manera o con el mismo fervor mortal, que odia a
nuestro Padre celestial y a su Rabino Yeshua jaMashíax, porque de
ellos salimos nosotros para vivir el Espíritu Santo del amor eterno,
en la tierra y así también en la eternidad celestial. Entonces todo
problema, dificultad, enfermedad y hasta amenaza de muerte, en
realidad, están destinados no tanto a herirte a ti o a los tuyos, sino
a nuestro Padre celestial, porque Satanás quiere seguir golpeando el
cuerpo santo del Señor Jesucristo cómo lo hizo sobre los árboles
cruzados de Adán y Eva en el paraíso o en las afueras de Jerusalén.

Porque la verdad es que Adán y Eva formaban la cruz de nuestro Rabino
Yeshua jaMashíax o de la humanidad entera en el paraíso inicialmente,
en el día que Eva sale horizontalmente de la quita costilla de Adán
para ser la madre de muchos hijos, pero Satanás les quito el pan del
cielo con sus mentiras para que no se multipliquen. Y luego ésta cruz
el mundo la ve cuando los hebreos morían mordidos de las serpientes
venenosas del desierto, por haberse rebelado en contra de Dios y de
Moisés, y nuestro Padre celestial le dijo a Moisés: Hazte una
serpiente de bronce y clávala sobre tu palo, para que se forme la cruz
y todo aquel que la vea vivirá.

(El palo es vertical porque sale de la tierra cómo árbol, la serpiente
camina horizontal siempre; el palo es Adán, Eva es la serpiente
horizontal, porque sale de la quinta costilla de Adán, formando así,
en ambos casos, la cruz de Jesucristo. Y nuestro Padre celestial tenia
que derramar de todo su Espíritu Santo de amor eterno por Adán, Eva y
cada uno de sus hijos e hijas de Israel y de todas las naciones del
mundo entero, para que escapen de las mentiras de Satanás hacia la
verdad infinita de su Hijo Jesucristo para regresar al paraíso, desde
ya y para siempre.)

Además, en Israel, nuestro Padre celestial hizo que los hebreos
levanten la cruz sobre lo alto del monte santo de Jerusalén, pero esta
vez eran los árboles muertos de Adán y Eva que recibían con clavos a
su gran verdad eterna, su Rabino Yeshua jaMashíax, para que sufra
nuestros pecados y muerte infernal, para resucitar triunfantemente en
el tercer día. En todos estos casos anteriores Satanás golpea a
nuestro Señor Jesucristo sobre nuestros cuerpos humanos para hacerle
daño, por causa de nosotros haberle creído a sus mentiras y a sus
pecados mortales, pero nuestro Padre celestial lo golpea a Satanás de
vuelta y con sus mismas palabras y obras malvadas, para derrotarlo
eternamente y para siempre.

A diario nuestro Padre celestial golpea a Satanás y a cada uno de sus
secuaces con sus mismos males de las que te causan a ti o a los tuyos
(porque las escritura dice: Caerán en sus maldades), cada vez que
invocas el nombre sagrado del pan del cielo, por ejemplo, para sanar
tus males y así darle gloria a Dios. Así es, Satanás es herido
gravemente cada vez que tú sanas de cualquier mal que él te haya
causado en tu vida o en la vida de los tuyos, por medio del pan
celestial, el cual nuestro Padre celestial te entrega a ti con mucho
amor porque amas en tu corazón a su árbol de la vida, ¡nuestro Señor
Jesucristo!

Además, nuestro Padre celestial no nos suelta inicialmente de entre su
corazón y manos santísimas para sufrir los males terribles del pecado
de Adán y Eva, sino para que seamos totalmente libres de todo mal de
las mentiras y maldades de Satanás, y esto es para vivir la vida que
Él mismo escoge para nosotros gozar infinitamente en su Jesucristo. Y
ésta vida santísima existe, hoy en día, para cada uno de nosotros, de
entre todos los hombres, mujeres, niños y niñas de todas las familias
de las naciones, para disfrutarla desde hora, sí tan sólo creemos en
nuestros corazones y confesamos con nuestros labios el nombre sagrado
de su Rabino Yeshua jaMashíax cómo nuestro salvador eterno y
celestial.

Comprobado que, sólo en creer con nuestros corazones y confesar con
nuestros labios el nombre santísimo de nuestro Rabino Yeshua
jaMashíax, hoy en día, es que tenemos las soluciones a nuestros
problemas, dificultades, enfermedades y muertes en la tierra y en el
más allá, también, cómo en el infierno o el lago de fuego, por
ejemplo, para no sufrir nunca más. Porque la verdad es que nuestro
Rabino Yeshua jaMashíax cuando fue crucificado sobre los árboles
cruzados de Adán y Eva sobre todo lo alto del monte santo de
Jerusalén, entonces él mismo toma en su cuerpo todos nuestros
problemas, dificultades, enfermedades y muertes terribles para
llevárselas al infierno y así dejarlas en su lugar del castigo eterno,
para siempre.

Y resucita al tercer día nuestro salvador Jesucristo, después de estar
momentáneamente con los antiguos en Hades, para luego levantarse
triunfante, feliz y gozo, lleno de vida y salud eterna de cada hombre,
mujer, niño y niña de Israel y las naciones, para que jamás el pecado
y su sufrir los lleve abajo, sino al cielo a su lugar de origen. Y
éste salvador nuestro es nuestro Señor Jesucristo, el pan santísimo
que sufrió nuestros pecados llevándose en su cuerpo y alma santísima
nuestros problemas, dificultades, enfermedades y hasta muertes
terribles a su lugar eterno del Hades, para que jamás nos vuelvan a
molestar, para siempre en la tierra, en el paraíso y en La Nueva
Jerusalén gloriosa del cielo.

Visto que, todo sufrimiento y hasta muertes tempranas, realmente se
originan en nuestras vidas por falta del pan del cielo, cómo desde el
momento que nacemos en el mundo del vientre de nuestras madres ya
estamos llorando a gritos por el pan del cielo, para no morir nunca
sino seguir viviendo la felicidad eterna de nuestro Dios y de su
Jesucristo. Verdaderamente, el creer en el corazón y confesar con
nuestros labios el nombre santísimo de nuestro Señor Jesucristo, para
nuestro Padre celestial y su Espíritu Santo, en sí, ya es una oración
bien recibida sobre el altar sagrado del cielo, para que sólo perdón,
consuelo, protección, prosperidad y salud comiencen a tomar lugar en
nuestras vidas cada día y para siempre.

Y hasta me atrevería a decir que con tan sólo creer en el corazón y
confesar el nombre santísimo de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, cómo
el unigénito, por ejemplo, para nuestro Padre celestial y sus huestes
angelicales en el reino angelical y sobre su altar santísimo ya es una
oración eterna, la cual jamás podrá ser borrada ni menos olvidada.
Dado que, para nuestro Padre celestial cada oración es muy importante,
pero nunca tan importante cómo la exaltación y glorificación del
nombre santísimo de su Rabino Yeshua jaMashíax, nuestro Señor
Jesucristo, para que entonces Él sólo vea nuestra vida celestial y
eterna llena de santidad y perfección delante de su presencia
santísima, en la tierra y en el cielo eternamente.

Por cuanto, la única verdad, justicia y santidad infinita que puede
entrar, hoy en día, a la misma presencia santísima de nuestro Padre
celestial es la de su Rabino Yeshua jaMashíax, no solamente porque él
es nuestro Cordero de la sangre expiatoria, ni porque es el sumo
sacerdote e Hijo de Dios, sino porque su verdad, justicia y santidad
son incomparables. Además, es precisamente ésta verdad, justicia y
santidad que se cumple en cada uno de nuestros corazones y espíritu
humano con el pan del cielo, para nosotros entrar legalmente desde ya
a la presencia santísima de nuestro Padre celestial y así quedarnos
infinitamente entre huestes de ángeles, para vivir la vida eterna
llena de felicidad, poder y gloria inimitable.

Entonces es ésta vida, la cual verdaderamente todo tu corazón, alma,
cuerpo y espíritu humano conocen muy bien (y más no la de Adán y Eva),
porque salieron de ella desde el seno santo de nuestro Padre
celestial, para vivir felices en el Espíritu Santo de comer y beber
por siempre del fruto del árbol de la vida, ¡nuestro Señor Jesucristo!
Visto que, la vida que nosotros vivimos en la tierra, ciertamente que
la seguiremos viviendo en el reino angelical cómo en el paraíso o La
Nueva Jerusalén santa y perfecta del cielo, pero con grandes milagros,
maravillas y bendiciones independientes de Satanás, para seguir
creciendo siempre felices en la paz, prosperidad y seguridad de
nuestro Padre celestial y su Hijo Jesucristo.

Puesto que, nuestro Padre celestial nos crea en sus manos santísimas
para que llevemos perpetuamente su imagen y seamos conforme su
semejanza celestial, para crecer cada día hacia nuevos horizontes de
glorias infinitas, las cuales nuestro Padre celestial desea
disfrutarlas únicamente a través de cada uno de nosotros con la ayuda
idónea de su Jesucristo y de su Espíritu Santo. Por eso, es bueno
siempre invocar el nombre santísimo de nuestro Señor Jesucristo
delante de nuestro Padre celestial, porque no solamente es nuestro pan
del cielo de cada día, sino también porque nos protege de todas las
mentiras de Satanás, para vivir perpetuamente protegidos en la verdad
y la santidad celestial de nuestras nuevas vidas santas e
infinitamente benditas.

Y es precisamente ésta protección santísima de nuestro Padre celestial
hacia nosotros por medio de su fruto de vida, lo que nos quita la
ceguera espiritual para entonces nosotros poder ver lo que antes no
veíamos; porque en pleno conocimiento de la verdad y la justicia
viviremos infinitamente en el Espíritu Santo para ver, amar y servir a
nuestro Dios perpetuamente. Por ello, es la verdad la que nos hace
libres, libres para ya no ser ciegos por Satanás, sino videntes por
nuestro Padre celestial que está en el cielo, gracias a nuestro Señor
Jesucristo y su Espíritu Santo, el cual es el pan del cielo que se nos
da cada día para por siempre crecer cada vez más y más.

Entonces cada vez que sientas que algún problema, dificultad,
enfermedad o amenaza de muerte te está rodeando o ya casi cómo tocando
tu vida, y (lo) sabes porque (lo) sientes, pues esto significa que
Satanás te está atacando con sus mentiras y engaños crueles, sino que
también parte de tu corazón, cuerpo y espíritu humano está sufriendo
hambre y sed de Jesucristo. Por ello, cuando comienzas a alimentar el
hambre y la sed de los problemas de tu corazón, alma, cuerpo y
espíritu humano con el pan del cielo de nuestro Padre celestial y de
su Espíritu Santo, entonces el sufrir que estaba vivo y haciéndote
daño, pues entonces comienzan a desaparecer sin que te descuentas de
nada, en muchos casos.

Comprobado que, hay poder vivo y sobrenaturalmente activo, en sólo
comer y beber del fruto del pan del cielo, nuestro Señor Jesucristo,
para bien eterno de nuestras vidas, en la tierra y en el paraíso,
porque sólo él tiene las soluciones a nuestros problemas, enfermedades
y demás, y esto es para nosotros, para nuestros familiares y hasta
para nuestras amistades también. Esto significa que Satanás huye de
ti, derrotado con cada uno de sus problemas, dificultades,
enfermedades y hasta muertes escondidas, porque cuando el pan del
cielo toma lugar en tu vida entonces ningún mal puede prosperar jamás
en ti o en los tuyos, y esto es por más fuerte o rebelde que sea ese
mal del más allá.

Puesto que, todo mal se origina en el más allá, ya sean problemas,
dificultades, enfermedades y hasta muertes terribles, por ejemplo,
cómo el principio de la mentira en la vida del hombre y de la mujer
comienza en el paraíso, y los ángeles caídos y su rebelión al nombre
santísimo del Rabino Yeshua jaMashíax también nace primeramente en el
cielo. Y todos estos males de la rebelión inicial a nuestro Señor
Jesucristo se riegan sobre toda la tierra y su universo, es decir,
después de haber tocado el reino angelical de la peor manera posible,
entonces el hombre se contamina gravemente de estos males antiguos y
escondidos cada día de su vida y sin que sé de cuenta de nada
siempre.

Por eso, nuestro Padre celestial nos da de su Espíritu Santo en
grandes cantidades y sin medida alguna, y todo empieza en el día de la
creación del cielo y la tierra (gen. 1:3) cuando ordena a su Espíritu
Santo que se riegue sobre toda la tierra, para subyugar a todas
tinieblas, y luego nos da su maná, pan del cielo cotidiano. Y éste es
el pan del cielo que desciende a tu vida cada día, para que escapes
los males terribles de las primeras mentiras que Adán y Eva creyeron
en sus corazones en contra de su Jesucristo, el pan de vida, para que
mueran y no vivan más para siempre en la nueva eternidad celestial de
nuestro Padre celestial.

Pero nuestro Padre celestial es misericordioso con cada uno de
nosotros, porque sea que llueve o no desde el cielo desciende
fielmente el pan vivo y saludable, para perdonarnos, sanarnos,
bendecirnos, protegernos, prosperarnos y darnos vida en abundancia en
todos los lugares de la tierra y así también en el nuevo reino
angelical, para gozar la felicidad eterna infinitamente. En la medida
en que, es la buena alimentación de nuestro corazón y espíritu humano
lo que comienza a obrar grandemente maravillas, para que los
problemas, dificultades, enfermedades y hasta muertes escondidas de ti
y de los tuyos, comiencen a desaparecer poco a poco y hasta que ya no
vuelves a sentir nada de nada en todo tu ser.

Efectivamente, es bueno siempre comer y beber del fruto del árbol de
la vida, el pan del paraíso, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, para que
Satanás y sus secuaces ya no puedan hacer ningunos de sus males con
tanta soltura cómo lo han hecho siempre escondidos, especialmente
cuando nuestro cuerpo y espíritu humano sufren de hambre y sed del pan
celestial. Porque la verdad es que todo hombre y mujer por igual, cómo
Adán y Eva, por ejemplo, descienden del paraíso inicialmente para
nacer del vientre de sus madres, llorando descontroladamente por la
necesidad inmediata de comer y beber del pan vivo, nuestro Rabino
Yeshua jaMashíax, nuestro Señor Jesucristo, el salvador de Israel y de
las naciones del mundo entero.

Porque así fue inicialmente, Adán y Eva descienden del cielo en
llantos interminables, cómo los bebes cuando nacen en el mundo
llorando por el pan del cielo—porque el llanto se produce
inmediatamente en los recién nacidos por falta del pan divino y de la
salud eterna, y no terminan de llorar en todos sus días de vida hasta
encontrar a Jesucristo. Entonces cuando los hombres nacen en el mundo,
a pesar de que son recién nacidos, pues comienzan a llorar
descontroladamente por el pan vivo, porque sienten que se están
muriendo de hambre y sed cada día de sus vidas del amor de Dios y de
su unigénito, y esto es hambre y sed por la palabra bendita del
evangelio eterno.

En otras palabras, cuando el hombre o la mujer nacen en el mundo del
vientre de sus madres, lo primero que ellos desean oír es la palabra
bendita del evangelio sagrado de bendición, salud, protección y vida
eterna, y esto es verdad para cada hombre, mujer, niño y niña de la
humanidad entera, es decir, pan salvador, ¡nuestro Señor Jesucristo!
Así es, cuando yo nací o cualquier otra persona del vientre de
nuestras madres, por ejemplo, entonces nosotros nacimos pidiendo
inicialmente antes que nada que nos den de comer y beber del fruto del
árbol vivo, para calmar milagrosamente nuestra hambre y sed del
Espíritu Santo del amor eterno entre nuestro Padre celestial y su
unigénito, el Rabino Yeshua jaMashíax.

Además, ésta hambre y sed (o llanto) por el pan redentor no se va
nunca de nuestras vidas, la cual la confundimos con cosas que no
tienen nada que ver con el Espíritu Santo del amor eterno entre
nuestro Dios y su unigénito, por lo cual lo tratamos de calmar con
cosas que no tienen efecto alguno a nuestras necesidades divinas. Y
esto es frustrante para cualquiera, en todos los tiempos de la vida
terrenal del hombre, porque tratamos de calmar el hambre y la sed (o
llanto) de nuestras almas vivientes para con nuestro Padre celestial y
su pan divino, nuestro Señor Jesucristo, con lo que no es de Dios ni
de la vida santa del reino angelical, por ejemplo.

E aquí del por qué muchas gentes viven vidas totalmente anormales o
contrarias a todo sentido lógico a la voluntad santísima de nuestro
Padre celestial y de su Espíritu Santo de los mandamientos
glorificados grandemente para nuestras vidas terrenales, vidas
terrenales de las cuales deberían ser sometidas cuanto antes mejor a
Jesucristo para alimentarlas con su comida y bebida salvadora. Por
ello, nuestro Padre celestial nos da sin medida el pan vivo cada día,
para que no suframos más los males terribles de las mentiras de
Satanás y de la serpiente antigua del Jardín del Edén, porque nuestra
hambre y sed son los resultados constantes de haberle creído a Satanás
sus mentiras para mal eterno en contra del Rabino Yeshua jaMashíax.

Además, Satanás es pobreza espiritual, pobreza por falta de todas las
cosas buenas del Espíritu Santo y de amor eterno entre nuestro Padre
celestial y su Hijo Jesucristo, para que ya no vivamos más sino que
nos muramos de hambre y sed del pan del cielo en la tierra o en el
infierno, para no ver la vida jamás. Por eso, es bueno comer y beber
del pan verdadero cada día de nuestras vidas, para que las mentiras de
Satanás y de la serpiente antigua ya no tengan ningún poder alguno en
nuestras vidas y así podamos disfrutar una vida más sana y libre de
Satanás a cada hora e infinitamente en la eternidad venidera del nuevo
reino angelical.

Puesto que, todo aquel que come del pan celestial, entonces es
liberado eternamente del poder terrible de las mentiras crueles que
Adán y Eva creyeron en contra del árbol de la vida, el Rabino Yeshua
jaMashíax, nuestro Señor Jesucristo, para que abandonen sus vidas
celestiales por unas vidas terrenales y así sufrir y morir eternamente
de hambre y sed de Dios. Porque esa es el arma escondida de Satanás en
contra de ángeles y así también de hombres, mujeres, niños y niñas de
todas las razas, familias, pueblos, ciudades y reinos de la tierra, de
hacerlos sufrir hambre y sed del pan salvador, para que mueran para
siempre cuanto antes mejor para él y su reino malvado e infernal.

Entonces para que todo hombre, mujer, niño y niña de todas las
naciones, no sufran más el hambre y la sed del pan divino, pues, sin
duda tienen que creer en sus corazones y confesar con sus labios del
pan que trae protección y salud divina a cada hora, nuestro Señor
Jesucristo, para empezar a gozar desde ya la vida enriquecida. Porque
ésta es la única manera por la cual nosotros vamos a escapar el poder
de la mentira mortal y maldita eternamente en la tierra y en el más
allá también, creyendo en nuestros corazones y confesando con nuestros
labios del pan saciable, nuestro Señor Jesucristo, para que toda
verdad y justicia sean cumplidas por fin en nuestras vidas para
siempre.

Ya que, cuando el hombre, la mujer, el niño y niña de todas las
naciones sufren hambre y sed de Dios y de su Jesucristo, entonces
están sufriendo los males de las mentiras terribles de Satanás y de la
serpiente antigua; pero cuando comen del pan divino, entonces todo
cambia para bien eterno, porque la verdad y la justicia reinan
postreramente. Y sólo así podremos regresar a nuestras vidas normales
del más allá, cómo el paraíso o La Nueva Jerusalén santa y gloriosa
del cielo, en donde hombres y ángeles siguen comiendo y bebiendo de la
célebre Cena del SEÑOR para salud eterna, para no volver a tener
hambre y sed de Dios jamás, ¡gracias a nuestro Señor Jesucristo!

Entonces siempre recuerda que cuando naciste en el mundo del vientre
de tu madre, naciste llorando por el pan salvador de tu alma viviente
(y no cesas de llorar aún), porque te hace falta ese pan saciable, el
cual es el Espíritu Santo del amor eterno de nuestro Padre celestial y
de su Rabino Yeshua jaMashíax en tu vida y para siempre. Por tanto, en
tu ultimo día en la tierra, no salgas llorando de este mundo sino
riendo de alegría y gozo en tu corazón y en tu alma viviente, porque
deberás estar lleno del mismo Espíritu Santo que trajo al Mesías al
mundo entero y así también lo resucita en el tercer día para darte
vida eterna para la eternidad.

Anda ya, ¡qué esperas! Come y bebe del fruto del árbol de la vida que
te da de su pan salvador a cada hora nuestro SEÑOR, para que te
levantes al cielo desde ya, para seguir viviendo tu vida eterna llena
de bendiciones sin fin con todos los tuyos delante de nuestro Padre
celestial y de su Rabino Yeshua jaMashíax, ¡nuestro Señor Jesucristo!
Con el pan del cielo en tu vientre alimentando a cada hora todo tu
cuerpo, alma y espíritu humano, entonces tus problemas, dificultades,
enfermedades y hasta muertes no existen más para ti, sino mueren con
Satanás y su infierno eterno del más allá, en donde todos tus pecados
irán a parar para siempre en su castigo eterno, pero sin ti.

Porque todo el mal que Satanás siempre trae a tu vida está en el
infierno ya, más tú estarás desde ahora viviendo tu nueva vida
gloriosa del pan divino, nuestro Señor Jesucristo, aunque aún estés
viviendo en la tierra, en verdad estás vivo para la felicidad eterna
en el cielo con Dios y sus ángeles. Pues ésta es la vida gloriosa, por
la cual nuestro Padre celestial te crea inicialmente en su corazón y
con sus manos santísimas, para vivirla desde ya o cuanto antes mejor,
siempre comiendo de las bendiciones milagrosas y de su amor infinito,
por medio del pan del perdón y la felicidad sin igual del cielo,
¡nuestro Señor Jesucristo!

Esto es vivir la felicidad sin limite en la tierra y así también en La
Nueva Jerusalén gloriosa del cielo, en donde viviremos libremente para
hacer todo lo que deseemos hacer con nuestras nuevas vidas infinitas,
pero siempre para gloria y honra eterna de nuestro Padre celestial y
por su árbol de la vida, ¡el pan nuestro de cada día! ¡Amén!

El amor (Espíritu Santo) de nuestro Padre celestial y de su Jesucristo
es contigo.


¡Cultura y paz para todos, hoy y siempre!


Dígale al Señor, nuestro Padre celestial, de todo corazón, en el
nombre del Señor Jesucristo: Nuestras almas te aman, Señor. Nuestras
almas te adoran, Padre nuestro. Nuestras almas te rinden gloria y
honra a tu nombre y obra santa y sobrenatural, en la tierra y en el
cielo, también, para siempre, Padre celestial, en el nombre de tu Hijo
amado, nuestro Señor Jesucristo.

LAS MALDICIONES BIBLICAS, para los que obran maldad día y noche,
(Deuteronomio 27: 15-26):

“‘¡Maldito el hombre que haga un ídolo tallado o una imagen de
fundición, obra de mano de tallador (lo cual es transgresión a la Ley
perfecta de nuestro Padre celestial), y la tenga en un lugar secreto!’
Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que le reste importancia a su padre o a su madre!’ Y
todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que cambie de lugar los limites de propiedad de su
prójimo!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que desvié al ciego de su camino!’ Y todo el pueblo
dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que falsee el derecho del extranjero, del huérfano y de
la viuda!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que se acueste con la mujer de su padre, porque
descubre la desnudes de su padre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que tenga contacto sexual con cualquier animal!’ Y todo
el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que se acueste con su hermana, hija de su padre o hija
de su madre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que se acueste con su suegra!’ Y todo el pueblo dirá:
‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que a escondidas y a traición hiera de muerte a su
semejante, sin causa alguna!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que acepte soborno para matar a un inocente, sin causa
alguna!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que no cumpla las palabras de esta ley, poniéndolas por
obra en su diario vivir en la tierra!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

LOS ÍDOLOS SON UNA OFENSA / AFRENTA A LA LEY PERFECTA DE DIOS

Es por eso que los ídolos han sido desde siempre: un tropiezo a la
verdad y al poder de Dios en tu vida. Un tropiezo eterno, para que la
omnipotencia de Dios no obre en tu vida, de acuerdo a la voluntad
perfecta del Padre celestial y de su Espíritu Eterno. Pero todo esto
tiene un fin en tu vida, en ésta misma hora crucial de tu vida. Has de
pensar quizá que el fin de todos los males de los ídolos termine,
cuando llegues al fin de tus días. Pero esto no es verdad. Los ídolos
con sus espíritus inmundos te seguirán atormentando día y noche entre
las llamas ardientes del fuego del infierno, por haber desobedecido a
la Ley viviente de Dios. En verdad, el fin de todos estos males está
aquí contigo, en el día de hoy. Y éste es el Señor Jesucristo. Cree en
Él, en espíritu y en verdad. Usando siempre tu fe en Él, escaparas los
males, enfermedades y los tormentos eternos de la presencia terrible
de los ídolos y de sus huestes de espíritus infernales en tu vida y en
la vida de cada uno de los tuyos también, para la eternidad del nuevo
reino de Dios. Porque en el reino de Dios su Ley santa es de día en
día honrada y exaltada en gran manera, por todas las huestes de sus
ángeles santos. Y tú con los tuyos, mi estimado hermano, mi estimada
hermana, has sido creado para honrar y exaltar cada letra, cada
palabra, cada oración, cada tilde, cada categoría de bendición
terrenal y celestial, cada honor, cada dignidad, cada señorío, cada
majestad, cada poder, cada decoro, y cada vida humana y celestial con
todas de sus muchas y ricas bendiciones de la tierra, del día de hoy y
de la tierra santa del más allá, también, en el reino de Dios y de su
Hijo amado, ¡el Señor Jesucristo!, ¡El Todopoderoso de Israel y de las
naciones!

SÓLO ÉSTA LEY (SIN ROMPERLA) ES LA LEY VIVIENTE DE DIOS

Esta es la única ley santa de Dios y del Señor Jesucristo en tu
corazón, para bendecirte, para darte vida y vida en abundancia, en la
tierra y en el cielo para siempre. Y te ha venido diciendo así, desde
los días de la antigüedad, desde los lugares muy altos y santos del
reino de los cielos:

PRIMER MANDAMIENTO: “No tendrás otros dioses delante de mí”.

SEGUNO MANDAMIENTO: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo
que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas ni les rendirás
culto, porque yo soy Jehová tu Dios, un Dios celoso que castigo la
maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la
cuarta generación de los que me aborrecen. Pero muestro misericordia
por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos”.

TERCER MANDAMIENTO: “No tomarás en vano el nombre de Jehová tu Dios,
porque Él no dará por inocente al que tome su nombre en vano”.

CUARTO MANDAMIENTO: “Acuérdate del día del sábado para santificarlo.
Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será
sábado para Jehová tu Dios. No harás en ese día obra alguna, ni tú, ni
tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el
forastero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días Jehová
hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos, y
reposó en el séptimo día. Por eso Jehová bendijo el día del sábado y
lo santificó”.

QUINTO MANDAMIENTO: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días
se prolonguen sobre la tierra que Jehová tu Dios te da”.

SEXTO MANDAMIENTO: “No cometerás homicidio”.

SEPTIMO MANDAMIENTO: “No cometerás adulterio”.

OCTAVO MANDAMIENTO: “No robarás”.

NOVENO MANDAMIENTO: “No darás falso testimonio en contra de tu
prójimo”.

DECIMO MANDAMIENTO: “No codiciarás la casa de tu prójimo; no
codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su
buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo”.

Entrégale tu atención al Espíritu de Dios y déshazte de todos estos
males en tu hogar, en tu vida y en la vida de cada uno de los tuyos,
también. Hazlo así y sin más demora alguna, por amor a la Ley santa de
Dios, en la vida de cada uno de los tuyos. Porque ciertamente ellos
desean ser libres de sus ídolos y de sus imágenes de talla, aunque tú
no lo veas así, en ésta hora crucial para tu vida y la vida de los
tuyos, también. Y tú tienes el poder, para ayudarlos a ser libres de
todos estos males, de los cuales han llegado a ellos, desde los días
de la antigüedad, para seguir destruyendo sus vidas, en el día de hoy.
Y Dios no desea continuar viendo estos males en sus vidas, sino que
sólo Él desea ver vida y vida en abundancia, en cada nación y en cada
una de sus muchas familias, por toda la tierra.

Esto es muy importante: Oremos junto, en el nombre del Señor
Jesucristo. Vamos todos a orar juntos, por unos momentos. Y digamos
juntos la siguiente oración de Jesucristo delante de la presencia
santa del Padre celestial, nuestro Dios y salvador de todas nuestras
almas:

ORACIÓN DEL PERDÓN

Padre nuestro que estás en los cielos: santificada sea la memoria de
tu nombre que mora dentro de Jesucristo, tu hijo amado. Venga tu
reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la
tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras
deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos
metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el
poder y la gloria por todos los siglos. Amén.

Porque sí perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial
también os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres,
tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Por lo tanto, el Señor Jesús dijo, "Yo soy el CAMINO, y la VERDAD, y
la VIDA ETERNA; nadie PUEDE VENIR al PADRE SANTO, sino es POR MÍ”.
Juan 14:

NADIE MÁS TE PUEDE SALVAR.

¡CONFÍA EN JESÚS HOY!

MAÑANA QUIZAS SEA DEMASIADO TARDE.

YA MAÑANA ES DEMASIADO TARDE PARA MUCHOS, QUE NO LO SEA PARA TI Y LOS
TUYOS, EN EL DÍA DE HOY.

- Reconoce que eres PECADOR en necesidad, de ser SALVO de éste MUNDO y
su MUERTE.

Dispónte a dejar el pecado (arrepiéntete):

Cree que Jesucristo murió por ti, fue sepultado y resucito al tercer
día por el Poder Sagrado del Espíritu Santo y deja que entré en tu
vida y sea tu ÚNICO SALVADOR Y SEÑOR EN TU VIDA.

QUIZÁS TE PREGUNTES HOY: ¿QUE ORAR? O ¿CÓMO ORAR? O ¿QUÉ DECIRLE AL
SEÑOR SANTO EN ORACIÓN? -HAS LO SIGUIENTE, y di: Dios mío, soy un
pecador y necesito tu perdón. Creo que Jesucristo ha derramado su
SANGRE PRECIOSA y ha muerto por mi pecado. Estoy dispuesto a dejar mi
pecado. Invito a Cristo a venir a mi corazón y a mi vida, como mi
SALVADOR.

¿Aceptaste a Jesús, como tu Salvador? ¿Sí _____? O ¿No _____?

¿Fecha? ¿Sí ____? O ¿No _____?

Sí tu respuesta fue Sí, entonces esto es solo el principio de una
nueva maravillosa vida en Cristo. Ahora:

Lee la Biblia cada día para conocer mejor a Cristo. Habla con Dios,
orando todos los días en el nombre de JESÚS. Bautízate en AGUA y en El
ESPÍRITU SANTO DE DIOS, adora, reúnete y sirve con otros cristianos en
un Templo donde Cristo es predicado y la Biblia es la suprema
autoridad. Habla de Cristo a los demás.

Recibe ayuda para crecer como un nuevo cristiano. Lee libros
cristianos que los hermanos Pentecostés o pastores del evangelio de
Jesús te recomienden leer y te ayuden a entender más de Jesús y de su
palabra sagrada, la Biblia. Libros cristianos están disponibles en
gran cantidad en diferentes temas, en tu librería cristiana inmediata
a tu barrio, entonces visita a las librerías cristianas con
frecuencia, para ver que clase de libros están a tu disposición, para
que te ayuden a estudiar y entender las verdades de Dios.

Te doy las gracias por leer mí libro que he escrito para ti, para que
te goces en la verdad del Padre celestial y de su Hijo amado y así
comiences a crecer en Él, desde el día de hoy y para siempre.

El salmo 122, en la Santa Biblia, nos llama a pedir por la paz de
Jerusalén día a día y sin cesar, en nuestras oraciones. Porque ésta es
la tierra, desde donde Dios lanzo hacia todos los continentes de la
tierra: todas nuestras bendiciones y salvación eterna de nuestras
almas vivientes. Y nos dice Dios mismo, en su Espíritu Eterno: “Vivan
tranquilos los que te aman. Haya paz dentro de tus murallas y
tranquilidad en tus palacios, Jerusalén”. Por causa de mis hermanos y
de mis amigos, diré yo: “Haya paz en ti, siempre Jerusalén”. Por causa
de la casa de Jehová nuestro Dios, en el cielo y en la tierra:
imploraré por tu bien, por siempre.

El libro de los salmos 150, en la Santa Biblia, declara el Espíritu de
Dios a toda la humanidad, diciéndole y asegurándole: - Qué todo lo que
respira, alabe el nombre de Jehová de los Ejércitos, ¡el Todopoderoso!
Y esto es, de toda letra, de toda palabra, de todo instrumento y de
todo corazón, con su voz tiene que rendirle el hombre: gloria y loor
al nombre santo de Dios, en la tierra y en las alturas, como antes y
como siempre, para la eternidad.


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Saolaitearna daoine uil saor agus comhionann ina
geearta. Ta bua an reasuin agus an choinsiasa acu agus dlid iad fein
d'iompar de mheon braithreachais i leith a cheile.
Sábado, 21 de agosto, año 2010 de Nuestro Salvador Jesucristo,
Guayaquil, Ecuador – Iberoamérica
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